Las malas noticias vuelan, están a la orden del día, solo es prender la televisión o la radio, navegar por las redes sociales, leer la prensa y ahí están. Su voz grita tan fuerte que acalla otras voces, muchas veces quiere acallar la voz de Dios.
El siervo de Eliseo llegó con una mala noticia : "¡Ay, señor mío! ¿Qué haremos? Estamos rodeados de gente de a caballo y carros"; este hombre pensó que morirían, llegó con malas noticias. (2 Reyes 6).
Y Eliseo oró para que sus ojos fueran abiertos, entonces Dios abrió los ojos de este pequeño reportero y miró, y el monte estaba lleno con gente de a caballo y carros de fuego alrededor de Eliseo. El ejército de Dios estaba protegiéndolos.
Siempre llegarán malas noticias de este mundo caído, roto y quebrantado por la maldad y el pecado, su voz tratará de opacar la voz de Dios, pero el Señor nos dice: "No tendrás temor de esas malas noticias", ¿porqué? Porque nuestro corazón está seguro y confiado en Él. Él es ESCUDO alrededor de nosotros, Su ejército nos rodea día y noche, no importa lo que suceda allá afuera.
Su voz es como sonido de trompeta, escuchemos esa voz que amordaza las otras voces. Si escuchamos su voz y confiamos en Él, nuestro corazón descansará en Él, pero si decidimos oír esas otras voces que compiten por nuestra atención, seremos dominados por ellas y terminaremos siendo arrastrados por el temor y por su poderosa influencia.
Podemos oír cada día de malas noticias; sin embargo, podemos decidir no temer, porque confiamos en nuestro Dios y en su protección.
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