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Adriana Lelión

DISTANCIAMIENTO FÍSICO, NO AISLAMIENTO SOCIAL



Lo que está sucediendo me hace acordar del nombre de una película que vi años atrás "El día que la tierra se detuvo", este es un tiempo difícil el que estamos viviendo, un tiempo de cambios profundos en nuestra manera de pensar y en nuestras rutinas diarias, esto no va a ser pasajero, va a doler, muchos van a enfermar y otros morirán y muchos de ellos, serán personas cercanas a nuestro corazón, esa es la realidad.


Muchas empresas entrarán en quiebra, muchos serán sacudidos en sus economías individuales, el hambre y la escasez azotará, no piense que, porque somos cristianos o tenemos fe esto no nos afectará, esto nos tocará a todos de una o de otra manera, Dios tiene que enseñarnos grandes lecciones a cada uno de nosotros, ya sea por el mismo virus o por el coletazo de este, esto nos afectará.


Si todavía escucha que tiene que ir a la iglesia a pesar de todo y que es la única forma de salvarnos, le están mintiendo, porque la iglesia somos cada uno de nosotros, no un lugar. Ahí en nuestro hogar podemos buscar el rostro de Dios junto a nuestra familia o en su defecto solos si nadie más nos acompaña.


Va a ser un momento duro, podemos agobiarnos o podemos levantarnos con la fuerza del Señor para superar todo esto. Podemos ayudar para que no se siga propagando este virus y poder superarlo, y que de nuevo brille el sol para todos nosotros. Este es el momento de esforzarnos y ser valientes, como le dijo el Señor a Josué en tiempos de antaño, “esfuérzate y sé valiente, no temas ni desmayes, porque tu Dios estará contigo donde quiera que vayas”. Él estará con nosotros en este encierro obligatorio.


También pienso en aquellas personas que viven solas, yo por lo menos tengo a mi madre a mi lado, otros tienen a sus hijos, sus esposos; sin embargo, hay personas que no cuentan con nadie más que con ellos mismos. Así que, no estamos aislados socialmente, sino distanciados físicamente, estamos refugiados en nuestros hogares, pero muchos viven en soledad.


Debemos tener interacción social, y quizás más en estos días. Le pido que piense en las personas que usted conoce que viven solas y por favor llámelas de vez en cuando para saber cómo se encuentran; le aseguro que ver televisión cansa, ver películas cansa, hasta hay que darle descanso a la lectura, si escribir me cansa y debo tener pequeñas pausas, entonces en esos momentos de descanso llame a esas personas que tienen que pasar su aislamiento solos, para eso es el teléfono, tan olvidado en estos días, es ese aparatico que está en casa un poco abandonado, que es un poco grande para cargarlo en el bolsillo, tómelo y marque, haga una video llamada, lo que sea, usted puede iluminar el día a otros y deje que los demás le iluminen el día. Necesitamos estar físicamente distanciados, pero no socialmente aislados, la tecnología nos ayuda a eso.


Alentémonos unos a otros, estar distanciada físicamente me ayuda a saber que esto es grave y que debo pensar en el virus para combatirlo; no obstante, estar cerca socialmente a través del celular o del teléfono, me ayuda a mantener contacto con esas personas que no puedo ver, que no puedo abrazar y besar, pero al menos puedo saber de ellas y preguntarles cómo se encuentran.


Ayer leí algo que compartió Wayne Jacobsen y quiero también compartirlo, unas palabras de Martin Luther cuando tuvo que lidiar con la peste negra que asolaba en Europa, que son pertinentes para estos días.


“Le pediré a Dios misericordiosamente que nos proteja. Luego fumigaré, ayudaré a purificar el aire, administraré la medicina y la tomaré. Evitaré lugares y personas donde mi presencia no sea necesaria para no contaminarme y, por lo tanto, infligir y contaminar a otros y así causar su muerte como resultado de mi negligencia. Si Dios quisiera llevarme, seguramente me encontrará, y he hecho lo que esperaba de mí, por lo que no soy responsable ni de mi propia muerte ni de la muerte de los demás. Sin embargo, si mi vecino me necesita, no evitaré el lugar o la persona, sino que iré libremente como se indicó anteriormente. Mira, esta es una fe tan temerosa de Dios porque no es descarada ni imprudente y no tienta a Dios”.


Luther's Works Volume 43, pg. 132 la carta "Si uno puede huir de una plaga mortal", escrita al reverendo Dr. John Eric Hess


Aprovechemos este tiempo, vivamos un día a la vez con el Señor, Él está con nosotros, a nuestro lado, Él no nos abandona, pongamos nuestro ojos en el Autor y Consumador de nuestra fe, no importa lo que nos depare el futuro, todo está bajo Su control, todavía Él está en control de la tierra, a Él no se le olvidó que existimos, aunque pareciera que sí, Dios no es el autor del mal, Él quiere salvar, no condenar, Él es más grande que todo esto que está pasando, estamos seguros en Su amor que es más grande que Su trono mismo.


Es tiempo de valorar, valore su esposa, su esposo, sus hijos, su trabajo, sus compañeros de trabajo, los besos, los abrazos y las caricias de sus seres amados, valore su tiempo, su vida misma, valore la naturaleza que ahora le toca ver de lejos, la comida, haga ahora lo que no podía hacer por falta de tiempo, dialogue, observe, ore, medite en Las Escrituras, lea un libro que lo edifique, no solo que lo entretenga, hable con aquellos que no puede ver, dígales que los ama, haga lo que nunca hizo o lo que pospuso.


Habrá gente a su alrededor que entrará en pánico, ore por ellos, trate de ayudarlos y calmarlos, sea luz en medio de estas profundas tinieblas.


Lo animo desde la distancia. Su amiga y hermana en Cristo, Adriana.

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