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Adriana Lelión

NUESTRA CONFIANZA ESTÁ EN DIOS




A raíz de los últimos acontecimientos, he estado meditando mucho al respecto desde la perspectiva del Señor. He tratado de no dejarme llevar por el miedo y la ansiedad, recordando tan maravillosas palabras: “No tendrás temor de malas noticias”, el Señor no dijo, que no habría malas noticias, dijo que a pesar de eso, no tendríamos temor porque Él tiene cuidado de nosotros.


Alguien me dijo que yo no veía noticias y que no me enteraba de lo que pasaba en el mundo, y en verdad no lo hago, pues no quiero llenarme de angustia y zozobra mientras los medios de comunicación informan día a día lo que sucede en nuestro globo terráqueo. Prefiero escuchar lo que Dios tienen que decirme al respecto.


Esta mañana con mi amigo y hermano en Cristo, Andrés Cantor, comentábamos acerca de este versículo de Las Escrituras: “Orad, pues, que vuestra huida no sea en invierno ni en sábado” Mateo 24:20


Y esto fue lo que compartimos esta mañana, haciendo un paréntesis, la Ecclesía del Señor no necesita reunirse en un lugar específico porque sabemos que el Templo de Dios somos cada uno de nosotros, así que, los que hemos entendido esto, no sufrimos por no poder reunirnos en algún lugar, antes que llegara el COVID – 19 ya lo habíamos comprendido. Prosigamos, aquí hay dos ejemplos muy significativos, primero el invierno y luego el sábado.


El invierno es el tiempo en donde no se puede sembrar, es el tiempo de estar en casa viviendo de lo que en verano se sembró. Y el sábado es el día de descanso que Dios le dio a Su pueblo. El tiempo de trabajar es en la semana y todo esto es simbólico, llevándonos hacia algo más profundo en los caminos del Señor.


El Señor da un tiempo en donde el hombre tiene la oportunidad de trabajar, un tiempo en donde el Señor le da la oportunidad al hombre de llenar su vasija con la vida del Señor, de permitir la limpieza de su corazón, para poder llevar frutos. De esto es lo que habla en Apóstol Pablo, de entrar en Su reposo. Hebreos 4.


En invierno y en sábado ya es el tiempo de haber entrado en ese reposo. El sábado también habla del día de Dios, día de mucha luz, pero también de mucha oscuridad y tinieblas. Y ese día nos puede sorprender en luz o en tinieblas. Y ya estamos entrando en ese día, y el tiempo de huir es cada vez más corto para el pueblo de Dios. Es en invierno donde Cristo es formado. El tiempo para huir a Él y entrar en Su vida y en Su reposo es muy corto. Es el tiempo para encontrarnos en la vida de nuestro Señor.


Este reposo tiene que ver con algo que dijo la Reina Ester, “si perezco, que perezca, yo entraré a ver al Rey”, este es el tiempo en que debemos permitir que el Señor pase su espada por nuestras vidas para no quedar reprobados en el último momento.


Es un llamado realmente serio de parte de Dios, es lamentable que no se tomen las medidas necesarias para permitir al Señor cortar de raíz todo aquello que no sea Cristo en nuestras vidas. El cuchillo afilado de Dios debe pasar por nuestra naturaleza, sí o sí. Le invito a leer Hebreos 12, es una clara evidencia de lo que está sucediendo en nuestras vidas y en esta tierra ante el propósito final de Dios.


Dice Oseas 12: 6: “…Y en tu Dios espera siempre”, nuestra única confianza está en Él, solo en Él podemos descansar, nuestra dependencia es en el Señor.


Todo lo que nos acontece, primero pasa por las manos del Señor, Dios todavía tiene el control del universo y de todo lo que acontece en esta tierra. Nuestro Dios es soberano y nada sucede por casualidad, todo está planeado conforme a Sus propósitos, nada se le sale de las manos, aun las circunstancias más extremas, como estas que estamos viviendo, yo oro para que usted entienda esto, usted hace parte de un plan maravilloso diseñado por el Señor y Él usará cualquier circunstancia para esto.


Mi muerte y la suya están en las manos del Señor. El rey Acab pensó que disfrazado no lo iban a reconocer, pero un varón disparó su arco e hirió al rey Acab, vea 1 de Reyes 22. Lo que tenga que acontecer en su vida, acontecerá, ya sea por el Covid 19 o durmiendo cómodamente en su cama o saliendo de la ducha o bajando sus escaleras o donde sea. Nuestra única confianza está en el Señor y solo en Él podemos descansar.


Saben queridos lectores, cuando Manolo murió de cáncer culpé a Dios por mucho tiempo y estaba enojada con Él; sin embargo, entendí que Dios es soberano sobre cualquier cosa, Dios no se equivocó, así tenía que ser, él se tenía que ir de esa o de otra manera, pero su tiempo se había cumplido y el saber que Dios está al mando, es nuestro descanso.


Hoy escribió Vaneetha Rendall:


“Afortunadamente, no adoramos a un Dios que está indefenso, que no puede protegernos, que en el mejor de los casos puede tratar de sacar restos de lo bueno de una situación mala. Más bien adoramos a un Dios que habló al mundo para que existiera (Génesis 1: 3), que envía cada rayo (Job 38:35), y que conoce cada una de mis palabras antes de que yo las pronuncie (Salmo 139: 4). Es este Dios, el Señor del cielo y de la tierra, quien me asegura que cada cosa difícil que encuentro ha sido traída a mi vida para mi bien y para la gloria de Dios (Romanos 8:28). Puedo confiar en él.
Dios sabe cuándo cada uno de nosotros va a morir. Todos los días ordenados para nosotros están escritos en su libro antes de que uno de ellos surgiera. (Salmo 139: 16). Viviremos todos los días que Dios se ha propuesto para nosotros. (Salmo 138: 8) Pase lo que pase, no debemos temer el día de nuestra muerte, porque sabemos que el Señor nos rescatará de todo mal y nos traerá a salvo a su reino celestial (2 Tim. 4:18)”.


Puedo gozarme en este tiempo porque es algo que todos anhelamos, el regreso de nuestro Señor, y todas estas cosas anuncian Su venida, podemos levantar nuestras cabezas, pues nuestra redención está cerca. Dice el libro del Apocalipsis que un tercio de la humanidad se extinguirá a punta de plagas, y no sé si esta es una de ella, quizá sí. Pero nada se sale de Su control.


Los seres humanos queremos controlarlo todo, queremos controlarnos unos a otros, y cada circunstancia queremos manejarla a nuestra manera. Aprendí que cada cosa sucede de acuerdo a Sus planes y tuvo que morir alguien muy amado para enseñármelo. No tenemos el control de nada, para nosotros los hijos de Dios no hay casualidades.


Toda nuestra vida está en sus manos, el diablo no es el que tiene el control, es Dios en Su infinito amor, lo único que podemos hacer es escuchar el eco de Su voz y dejarnos llevar por donde Él nos guíe. Que el miedo no inunde nuestra vida en esta hora porque el amor de Dios echa fuera todo temor.


Orar para que Dios cambie las circunstancias es inútil, yo he orado por eso muchas veces y no ha pasado nada, Dios está más preocupado por cambiarme a mí que cambiar lo que me rodea. Y esas circunstancias extremas me han llevado a confiar y a depender del Señor.


El Señor Jesús todavía esta al mando y gobierna desde los cielos. Ver 1 Pedro 3:22.


Este sufrimiento nos da la oportunidad  de dejar a un lado nuestros planes y someternos a la voluntad de Dios, que es buena, agradable y perfecta, Dios tiene un propósito para este mundo y para Sus hijos, más de Cristo y menos de nosotros.


Lo único que podemos hacer es agarrarnos fuerte de Su mano y no soltarnos, confiar en Sus propósitos eternos para nosotros, vivir un día a la vez con el Señor y que Él nos vaya guiando día a día de acuerdo a sus planes.


En vez de orar que Dios cambie las circunstancias, oremos para crecer en Su amor, conocerlo en mayor profundidad y que Cristo sea formado más y más en nuestras vidas.


Las circunstancias no tienen la última palabra, el que tiene la última palabra es Dios.


Un abrazo a todos desde la distancia.

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