"Así que Booz llevó a Rut a su casa y la hizo su esposa. Cuando se acostó con ella, el Señor permitió que quedara embarazada y diera a luz un hijo. Entonces las mujeres del pueblo le dijeron a Noemí: «¡Alabado sea el Señor, que te ha dado ahora un redentor para tu familia! Que este niño sea famoso en Israel. Que él restaure tu juventud y te cuide en tu vejez. ¡Pues es el hijo de tu nuera que te ama y que te ha tratado mejor que siete hijos!». Entonces Noemí tomó al niño, lo abrazó contra su pecho y cuidó de él como si fuera su propio hijo. Las vecinas decían: «¡Por fin ahora Noemí tiene nuevamente un hijo!». Y le pusieron por nombre Obed. Él llegó a ser el padre de Isaí y abuelo de David". Rut 4: 13 - 17 Amo este pasaje de la Biblia, es uno de mis preferidos, no me canso de leerlo una y otra vez. Es un pasaje de esperanza en Dios, esperanza en la viudez, en el dolor, en toda aflicción. Estas dos mujeres comenzaron un viaje de regreso a Belén en amargura de corazón, en mucha aflicción, en el dolor de la pérdida, pero terminaron en un nuevo comienzo, en el amanecer de una nueva vida. Cuando le permitimos al Señor hacer parte del proceso de duelo, Él nos llevará a un nuevo comienzo en la vida de Él. Cristo es nuestro pariente redentor y Él nos redime en nuestro peor momento, de nuestro más agudo dolor. Él es vida nueva, vida de Resurrección. Dios nos da la oportunidad de mirar hacia adelante y dejar ir el ayer para que descanse en Él. O como lo dijo Oswald Chambers: "Deja que el pasado duerma, pero que repose en el dulce abrazo de Cristo. Y continuemos hacia ese inexplorable futuro con Él" .
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