La vida con el Señor es una escuela, caminar cada día con Él nos asegura un aprendizaje con muchas lecciones, enseñanzas que son difíciles de aprender porque a nuestra carne no le van a gustar, pero necesarias para disminuirnos y que nuestro Señor Jesús aumente.
Cuando comenzamos con el Señor, somos niños mimados, no obstante, a medida que crecemos en Él, Dios va quitando sus mimos para madurarnos. Dios debe escribir sus leyes en nuestro corazón, debe ir forjando a su Hijo en nuestras vidas y esto hará que las lecciones se vuelvan más duras con el paso del tiempo. Nuestra dependencia en el Señor debe ir aumentando y nuestro esfuerzo propio debe ir decreciendo.
Caminar con el Señor cada día implica que las cosas no serán como antes, que Dios pondrá su dedo en asuntos de nuestra vida que no pasará más por alto, que tendremos que abandonar muchas cosas que quizás eran importantes, aun si son de carácter religioso. Ya no es nuestra voluntad, sino la de Él, ya no son nuestros deseos o intereses, son los de Él, no son nuestros caminos o pensamientos, son los de Él. Y esto implica un costo. Tal vez no encontraremos muchas personas que nos comprendan en lo que estamos viviendo con el Señor, mucha gente se apartará o seremos incomprendidos porque no hacemos lo que hace todo el mundo, incluso los que dicen ser nuestros hermanos en Cristo.
Sin embargo, en medio de todo esto, hallaremos que el Señor es nuestra esperanza de gloria. Si lo tenemos a Él, lo tenemos todo. Y a medida que caminemos con Él y nos sometamos a su camino, descubriremos un reino totalmente diferente, unas riquezas maravillosas, las profundidades de nuestro Señor y una vida totalmente distinta. ¿No te parece interesante descubrir cada día un aspecto diferente de tu Señor? ¿No te pasó que cuando estabas enamorado (a) deseabas descubrir algo nuevo de ese ser por el cual suspirabas? ¡¡Imagínate cómo será con la grandeza de nuestro Señor Jesús!! Eso no te lo da ninguna escuela de los hombres en esta tierra, eso tendrás que descubrirlo tú mismo en tu caminar con Dios cada día y a través de muchos de sus tratos en tu vida.
Quiera Dios que así sea y que ese sea nuestro anhelo constante. No permitamos que el enemigo y el sistema del mundo nos distraiga con sus cantos de sirena y perdamos de vista lo más importante, Cristo Jesús, la esperanza de gloria.
"A estos Dios se propuso darles a conocer cuál es la gloriosa riqueza de este misterio entre las naciones, que es Cristo en vosotros, la esperanza de gloria". Colosenses 1: 26
Hasta la próxima.
Adriana.
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