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Adriana Lelión

CUANDO DIOS NOS ENFRENTA CON NUESTROS IGUALES (CHOQUE DE TRENES)


La vida diaria siempre será la mejor escuela del Señor para nosotros, cada circunstancia del día a día traerá la claridad de Dios a nuestras vidas. Si ya estamos preparados como alumnos para aprender, aparecerá el maestro (circunstancia) que nos enseñará.


Quiero compartir de nuevo una enseñanza que el Señor me dio en el año 2017, titulada “cuando Dios nos enfrenta con nuestros iguales – choque de trenes”, (¡cómo ha pasado el tiempo!). No es fácil tener que repetir la lección (porque la estoy repitiendo), a mi carne eso no le gusta, no le gusta ser confrontada, pero es necesario para que el Señor pueda seguir haciendo su obra en mí.


Cuando se convive con otras personas salen a relucir lo que somos realmente. Podemos ver los errores de los demás tan claramente que olvidamos que los demás son un espejo de nosotros y lo que vemos en el otro que nos molesta, es quizás, lo que hay en nosotros también. Como dice una frase del escritor argentino Jorge Bucay: “la mirada del otro me muestra lo que mis ojos no pueden ver”.


Verse en el otro es el espejo más espeluznante que existe, allí veo lo que soy en mi propia naturaleza. Los demás deben ser responsables delante de Dios de su propia naturaleza, ellos verán si permiten a Dios corregir sus vidas o no, pero tenemos una gran responsabilidad al observarnos en el otro y ver lo que somos y rindiéndonos al Señor, Él podrá hacer en nosotros su obra de transformación. Todos somos responsables delante del Señor por aquello que se nos ha revelado. Solo podemos confesarlas, arrepentirnos y dejar que el Señor corrija nuestras vidas a su manera.


La vida está llena de conflictos y a través de las dificultades podemos crecer, avanzar, morir a esta vida natural y permitirle al Señor hacer su obra. Si algo me irrita de los demás es porque quizás eso es lo que me irrita de mí mismo (y no es por justificarlos) y Dios me lo está revelando. Si no hay problema con lo que veo en otros, pues es porque no estoy en conflicto con esa área de mi vida.


Ayer un amigo me dijo esta frase que leyó de alguien más: “estoy aprendiendo a amar las olas que me estrellan sobre la roca”. Esas dificultades con otros nos estrellan contra la roca eterna que es Cristo, cada circunstancia es ordenada por el Señor para triturar nuestra carne.


Aquí les dejo esta enseñanza, espero sea de bendición a sus vidas. Algún día usted me contará cuál es su igual y como fue tratado por Dios. Y yo le contaré de mis trenes.


Dele click al siguiente enlace y allí encontrará la enseñanza:

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