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Adriana Lelión

DEJAR IR Y CONFIAR ÉXODO 2:3


Cuando ya no pudo esconderlo, le consiguió una canasta (cofre) hecha de juncos de papiro y la cubrió con brea [haciéndola impermeable]. Luego metió al niño en él y lo puso entre los juncos junto a la orilla del Nilo. Éxodo 2:3

Esta madre no podía ocultar más a Moisés, si lo descubrían sería echado al río y moriría. Así que, decidió meterlo en la canasta y dejarlo ir. Confió en Dios que no lo abandonaría y Moisés fue rescatado, y ya conocemos el resto de la historia.


Dejar ir los asuntos que nos preocupan en las manos de Dios no es fácil, se requiere de una decisión del corazón y de descansar en el infinito amor de Dios; ella debía confiar en el poder de Dios que salvaría a su hijo de las aguas y de la furia de Faraón, había podido suceder muchas cosas, pero Dios obró milagrosamente y premió la fe de esta mujer que abandonó a su hijo en las manos del Señor, ella dejó ir la canasta.


Este es el abandono de la cruz. Esta es una vida que depende totalmente del Señor. Había dos árboles en el huerto del Edén, el uno era el árbol de la Vida, que hacía a Adán dependiente del Señor y el árbol del conocimiento que lo hacía independiente de la vida de Dios.


La estrategia del Señor es colocarnos en situaciones en donde debemos depender de Él, en donde no podemos hacer nada aparte de Él, en todo lo que decimos o hacemos debemos depender de Dios. Dios es experto en mutilar todo recurso humano y menguar nuestras fuerzas para que aprendamos a confiar en Él.


Este es el abandono en el Señor, esto es dejar ir, sabiendo que estamos tan completamente abandonados en Cristo que sabemos que, si seguimos con el Señor, tarde o temprano las cosas se resolverán solas.


La clave está en dejar ir y liberarnos de nosotros mismos, dejar de estar ocupados con nosotros mismos. Cuando aprendemos a descansar en el Señor, en Su infinito amor y misericordia, cuando dejamos ir esos asuntos que nos tienen medio ahogados y nos ocupamos de los asuntos del Señor, Él mismo se encargará de ellos cuando le plazca, cuando nos ocupamos en lo que nos atañe según Cristo veremos que las cosas que nos preocupaban ya no están, se han resuelto solas, pues las dejamos ir en las manos del Señor, si seguimos ocupados con nosotros mismos no llegaremos a ninguna parte.


El abandono en el Señor, el abandono de la cruz, es el camino de la fe que hace que los intereses de nuestro Dios sean la pasión de nuestro corazón, Cristo se convierte en el emancipador de todos nuestros problemas personales cuando nos abandonamos a Él, cuando dejamos ir todo en las manos de Él.


Dejemos nuestra canasta en las manos del Señor y Él obrará, Él tiene el control de todas las cosas.

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