"Dios sabe cómo hace las cosas", era la frase favorita de Manolo y cobró sentido cuando se enfermó del cáncer.
Si algo aprendí en ese tiempo de tantas dudas, incertidumbres y porqués, fue que Dios nos da algo mejor que explicaciones, nos da su presencia en nuestras vidas.
El dolor de la soledad después de su muerte me empujó a los brazos del Señor y me enseñó las cosas más profundas y sorprendentes de Dios, que de otra manera no habría podido aprender. Las cosas más profundas del Señor se aprenden en los momentos más difíciles de nuestra existencia.
Quizás tú estás pasando por momentos inexplicables y le haces muchas preguntas a Dios, sin obtener respuestas. El Señor se reserva ese derecho, pero Él te da algo más grande, te da su presencia en tu vida mientras caminas por ese largo valle de oscuridad y soledad. Una confianza más arraigada en Él nacerá en medio de las tormentas más extremas.
Nuestra fe descansa en el carácter inmutable de Dios, Él es Dios y nos ama, a pesar de que no evitará que pasen cosas adversas en nuestra vida.
Y sé que muchos pueden preguntarse ¿por qué Dios no evita las cosas malas?, ¿por qué no hace algo?, pero el mundo está roto a causa del pecado y el sufrimiento entró por causa de la desobediencia de Adán y Eva. Y Dios sí hizo algo, envió a su Hijo y como cordero fue llevado al matadero por causa nuestra. Él también recorrió el camino del dolor.
Solo podemos confiar en Él, correr a sus brazos y poner en Él nuestra esperanza, así no entendamos nada. Dios es nuestro refugio en los momentos de mayor dolor.
"Porque él me esconderá en su tabernáculo en el día del mal; me ocultará en lo reservado de su morada; sobre una roca me pondrá en alto". Salmo 27: 5
"Dios sabe cómo hace sus cosas"... Y yo agregaría, todo lo hace con un propósito, así en un comienzo no lo entendamos.
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