El propósito del Señor es unir a su Iglesia en su amor y no eliminar a los más débiles. Dios tiene una familia muy especial, está compuesta por muchas personas diferentes, algunos son muy divertidos, muy alegres, muy simpáticos, muy amables, muy tranquilos; sin embargo, otros no lo son, hay personas dentro de su pueblo que son complicadas, difíciles y algunas veces muchas de ellas pueden llegar a ser espinas y piedras en nuestro zapato. Somos limas los unos para los otros, así es como se pulen y se redondean las piedras de los ríos, rozándose unas con otras. Esto hace parte del entrenamiento del Señor en nuestra vida cristiana.
El hierro afila al hierro, así que un hombre afila al otro. Proverbios 27:17 (Versión NASB).
En la vida de Iglesia siempre habrá muchos malentendidos y lo mejor para evitarlos, es estar callados, ser tardos para hablar, como dicen Las Escrituras. Entre más oremos que se acaben los problemas con los demás, lamentablemente menos se acabarán, porque es así como Dios trata con nosotros. El Señor nos irá presentando múltiples situaciones que herirán nuestra susceptibilidad y nos harán irritar, Él nos pondrá a prueba para observar nuestras reacciones. Dios siempre enviará personas difíciles a nuestra vida, una tras otra, para forjar el carácter de Cristo en nosotros.
El Señor nos ha sido revelado y ahora Él es nuestra vida, tenemos todo lo que es Él a nuestra disposición para derrocar la ira y el enojo, podemos llevar al madero de Cristo todas las piedras que algunos nos sacan. El amor de Jesús y Su paciencia pueden ser perfeccionados en nosotros, para que toleremos a los hermanos débiles en la fe, porque es con la vida de Él, no con la nuestra.
Muchos de nuestros hermanos en la fe son difíciles, pero nuestro amor por Él no nos permitirá renunciar a ellos porque Dios los ama y son de Él. No solo estaremos dispuestos a recibir amor, sino que amaremos a los demás con el amor del Señor, sin críticas y sin prejuicios, no importa que tan distintos sean a nosotros o piensen diferente, cada cual será tratado por Dios a su manera y en su tiempo, necesitamos con urgencia amarnos unos a otros para que nuestra vida espiritual crezca.
No debemos olvidar cuántos años de los tratos de Dios se necesitaron para llevarnos al nivel que estamos hoy. Dios tuvo que disciplinarnos para alcanzar mayor crecimiento espiritual y eso que nos falta más; si hay algo de madurez en nosotros en la vida del Señor es porque Él obró sus tratos en nuestras vidas.
Que el Señor nos ayude a soportarnos unos a otros en ese amor que rompe todas las barreras.
Hasta el 2022, que el Señor cumpla sus propósitos para tu vida en el nuevo año que está por comenzar y que lo que resta de este año, el Señor siga revelándose en ti.
Gracias por acompañarme este año a través de este medio, por leer cada publicación y por cada una de tus oraciones, las necesitaba.
Amén. Que el Señor siga usandote grandemente, para edificación de todos los que ven tus escritos. Un abrazo fuerte y un beso 💋