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Adriana Lelión

EL PROPÓSITO DE DIOS PREVALECE


Tomado de pixabay.com

En el oriente están en guerra y estas noticias nos duelen a todos. Dos hijos del mismo padre se están sacando los ojos y llevan así toda la vida, desde que su padre tomó una mala decisión y no esperó al Señor. Y oramos por la paz, pero sabemos que la paz solo la encontramos en una Persona que es la Paz verdadera, y hasta que esa Persona no establezca su reino en esta tierra, las cosas irán de mal en peor. Así que nuestra oración debería ser que el reino de Jesús sea manifestado y que Él llene todas las cosas y sea el centro de todas las cosas. Este es el propósito del Padre desde antes de todas las edades, que su Hijo sea el Todo en Todos y tenga la preeminencia. Rastrea ese propósito de Dios en Las Escrituras y lo encontrarás desde Génesis hasta Apocalipsis.

Puedes hacer todos los planes que quieras, pero el propósito del Señor prevalecerá. Proverbios 19: 21

El hombre puede hacer una cantidad de planes, buenos y malos, nobles y ruines, pero es el propósito de Dios el que prevalece.

Y con base en ese propósito debes observar tus circunstancias actuales y todos los tratos de Dios contigo. Dios Padre quiere que Su Hijo llene todas las cosas en toda la creación y que la vida de Jesús se manifieste en cada uno de nosotros. La salvación es un comienzo, entrar por la puerta estrecha es un inicio, pero no es el final. Entramos por una puerta estrecha para caminar por un camino angosto. Si te han dicho otra cosa, si te vendieron otro evangelio, te engañaron.

Me duele el sufrimiento de los demás y si pudiera les quitaría esa angustia, pero sé que ese dolor es necesario en su vida y más que nadie el Señor lo sabe. Si tenemos comunión con el Señor, pasaremos por momentos de sufrimiento. Nuestra aflicción, sea cual sea, se debe a nuestra relación con Él. Dios puede sanarnos, Dios puede proveernos, Dios tiene el poder de hacerlo todo, pero no lo hará si esto sirve a sus propósitos de aumentar a Cristo en nuestra vida y de disminuirnos a nosotros. Dios se vale de todo para darnos a Cristo, para que su gloria se manifieste en ti y en mí. Para que seamos cada vez más como Cristo, otro poquito hoy, otro poquito mañana, hasta llegar a la plenitud de su vida.

Sé que no son buenas noticias para ti, pero en la vida cómoda de tus circunstancias no encontrarás más de Jesús, eso te lo aseguro, por eso Dios te incomoda. ¿Te has acostado en algún colchón que se le salen los resortes? Así hace Dios con nosotros. Y mientras más nos demoremos en entender esto, más nos dolerá, más patalearemos, más discutiremos con Dios, más dudaremos de su amor. Él te ama, Él te da su fuerza en tu debilidad, Él se da a Sí mismo en cada circunstancia incómoda de tu vida. No midas el amor de Dios debido a tus circunstancias, no pienses que porque estás próspero y sano Dios te ama más, y que si pasas dificultades es porque Dios te ama menos o es porque tienes algún pecado oculto o porque el diablo te está atacando. Es el Señor quien permite todas las cosas conforme a su propósito y usa hasta el mismo satanás para lograrlo.

Satanás intentará hacerte creer que Dios no te ama, que te ha abandonado, no lo escuches, pon tu mirada en Dios y aférrate a su gracia. A mayor comunión con los sufrimientos de Cristo, mayor semejanza a Él. Sé que no es fácil decirte esto mientras lloras de dolor, mientras el cáncer presiona o mientras la artritis te golpea o cualquier otra enfermedad, o mientras tu matrimonio se va a la caneca de la basura, o mientras no tienes nada para comer, pero es en esos lugares oscuros y desgarradores de nuestra vida que podemos ver la suficiencia de Cristo y su fuerza.

Nuestras oraciones no siempre serán respondidas y a veces no serán contestadas como esperamos, nuestro adversario no se convertirá en nuestro amigo mientras tengamos comunión con Cristo; no importa cuál sea la adversidad, todas nos llevarán al final de nosotros mismos y esto será hasta nuestra muerte o hasta su venida. Y esto lo tenemos que tener claro, para no decepcionarnos de Dios.

Juan el Bautista esperaba otro tipo de respuesta, esperaba que Jesús mismo fuera a verlo y a liberarlo, sin embargo, el Señor le mandó a decir: “Los cojos caminan, los ciegos ven, los sordos oyen, los muertos resucitan y bienaventurado aquel que no se ofende por mí”. En pocas palabras: “Juan no te voy a sacar de la cárcel, no te voy a liberar de la prisión, morirás sin cabeza, pero confía, YO SOY”. Y el mismo Señor Jesús dijo de Juan que, entre los nacidos de mujer, no había mayor profeta que él.

En su última hora, estoy segura que Juan recibió la fuerza de Dios para ir a la guillotina sabiendo el profundo amor de Jesús por él. Sé que no es motivante lo que te digo, pero es lo que Jesús nos advirtió, Él mismo nos dijo que tendríamos muchas aflicciones, pero que Él lo había vencido todo. En Él está nuestra fuerza, de Él viene nuestra ayuda.

Este es un viaje doloroso, por eso muchos se devuelven, no siguen a Jesús; la religión te brinda mejores expectativas, pero no te lleva a la Plenitud de Cristo. Muchos de nuestros amigos en Cristo, familia y demás personas no entienden nuestro viaje difícil con el Señor y nos van a criticar, nos van a señalar, nos van a apartar de ellos, se van a alejar, nos van a malinterpretar y yo lo he vivido, y mucha gente saldrá y entrará de nuestra vida, pero el Señor no nos va a abandonar. Él nos va a llevar de su mano en cada momento difícil y nos hará más como Él.

Muchos nos van a perseguir y creerán que le están haciendo un favor a Dios, muchos de nuestros compañeros creyentes nos perseguirán suponiendo que están sirviendo al Señor. Si abrazamos su cruz, su verdad y su amor, seremos objeto de burla. El camino angosto es solitario, no te asombres de eso, no serás el alma de la fiesta, no tendrás un millón de amigos. No obstante, su vida es más valiosa que todas las cosas.

No necesitamos a los religiosos para ser validados o aprobados, seguirlo a Él es nuestra recompensa y cuando no necesitemos de la aprobación de otros para ser fieles al Señor, aun en medio de las circunstancias más desafiantes, podremos estar gozosos en Él; no estaremos gozosos por nuestras circunstancias porque nadie es feliz sufriendo, pero sí nos alegraremos porque Él convertirá nuestro dolor en gloria.

Hasta la próxima.


A.L.


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