Y Cam, padre de Canaán, vio la desnudez de su padre, y lo dijo a sus dos hermanos que estaban fuera. Entonces Sem y Jafet tomaron la ropa, y la pusieron sobre los hombros de ambos, y andando hacia atrás, cubrieron la desnudez de su padre teniendo vueltos los rostros, para que no vieran la desnudez de su padre. Génesis 9: 22 -23.
¡Qué acción más hermosa de Sem y Jafet! Descubrir el fracaso de los demás no nos trae bendición. En el amor del Señor debemos cubrir la desnudez de los demás y no denunciarla. Muchas personas nos juzgan por lo que ven, pero no conocen nuestros viajes internos.
Noé cometió un error, se emborrachó, no confesó su falta, no reconoció su error, pero Noé tenía un corazón para el Señor y la autoridad de Dios estaba sobre él.
Los chismes vienen de ver y oír lo que no debemos. Es necesario aprender a no ver la situación de los demás, a no ver sus fracasos, el Señor se encargará de todo a su tiempo y de cada uno de nosotros.
Es en nuestras relaciones con los demás que vemos cuánto de Cristo tenemos. Poseemos la vida de Jesús y todo lo que es Él para dejar a un lado cualquier chisme, cualquier intromisión en la vida de los demás, para amar a pesar de lo que veamos en el otro y tal vez no nos guste o no estemos de acuerdo.
El que anda como chismoso revela secretos, pero el que es digno de confianza y fiel mantiene un asunto oculto. Proverbios 11:13 AMP
Todo es un asunto del corazón y el Señor nos conoce. Antes que Caín matara a su hermano ya lo había asesinado en su corazón, guardaba rencor y envidia; antes que los hermanos de José lo vendieran, ya lo habían hecho en su corazón a causa de la envidia; antes que Cam descubriera a su padre, había algo en su corazón, simplemente porque las situaciones nos exponen, sacan a la luz lo que hay en el fondo de nuestro ser.
El Señor omite muchos detalles de las personas en varios pasajes de Las Escrituras; por ejemplo, en el caso de la mujer pecadora en casa del fariseo, ni siquiera se dijo su nombre por respeto a ella. El Señor es cuidadoso con los pormenores, el Señor nos ama y nuestros pecados son echados al fondo del mar y no son recordados, ¿Por qué hemos de recordarlos nosotros y sacarlos a la luz como si fuéramos jueces? Las Escrituras omiten muchos detalles porque el Señor es misericordioso y a Él solo le importa lo que puede hacer en nuestro corazón. A Él le interesa lo que puede hacer en nosotros y a través de nosotros, Su objetivo es transformarnos.
Sí, hemos cometido en el camino muchos fracasos y, sin embargo, Dios nunca ha desistido de nosotros, nunca ha dicho: “hasta aquí llego contigo”; solo mire el pueblo de Israel, solo mire estos doce hombres, solo mire a Jacob, Dios nunca desistió con ellos, a pesar de sus graves errores, fracasos, astucias, negaciones, mezquindad y de todo lo demás, el Señor no desistirá hasta que nos lleve a una completa transformación. Su Gracia nos levantará en nuestro peor momento y seremos transformados hasta llegar a Su Estatura, para dar gloria a Su infinita Gracia.
Que Su amor forjado en nosotros no nos permita mirar la desnudez de los demás, ni sus equivocaciones, ni sus errores y mucho menos denunciarlos, el Señor se encargará de corregirlos y corregirnos a Su manera, nuestro deber es amarnos y orar los unos por los otros, del resto el Señor se encargará.
Que el Señor nos haga dignos de confianza y fieles, en un mundo donde esto escasea.
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