"Durante la celebración, se acabó el vino, entonces la madre de Jesús le dijo: Se quedaron sin vino". Juan 2:3
Hace unos días, nos despertamos en la mañana y la cocina estaba inundada, la llave no estaba funcionando bien y el agua se salió; inmediatamente cerramos la llave de paso y frenó la salida del agua.
Cuando vi esto, el Señor me recordó que la única fuente de vida que no se agota es la de él, lo demás es como una llave de paso que limita la salida de agua.
Si ponemos nuestra mirada en este mundo y en las personas a nuestro alrededor nos encontraremos con una gran decepción, ellos nunca nos llenarán. Sin embargo, hay una fuente inagotable, un suministro infinito que no se seca, la vida de Cristo.
Cuando faltó el vino, María le dijo a su hijo: "falta el vino", ella sabía que solo él es inagotable, donde Cristo está la vida abundante se desborda. No necesitaban decirse más, ambos lo sabían.
No necesitamos idear una cantidad de estrategias para ser llenados de esa vida, no necesitamos de ritos, programas, métodos y demás cosas para lograrlo. Jacob iba a heredar la primogenitura, eso ya estaba profetizado, pero no esperaron en Dios y junto a su madre idearon un plan para engañar a Isaac y apropiarse de ella por su propia mano; no necesitamos meter nuestras manos en algo que sólo Dios puede hacer y solo él puede darnos a su manera.
Solo entregándonos al Señor y dejándonos vaciar por completo de nosotros mismos encontraremos ese suministro de vida abundante, ella fluirá por sí sola.
María de Nazaret nos dio la clave: "haced todo lo que él os dijere" .
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