Hay tanto de nuestro yo que todavía necesita ser desarraigado de nosotros, hay tantos enemigos muy adentro que necesitan ser conquistados y echados de la tierra del Señor que es nuestro corazón. Todos lo días el "yo" saca su cabeza por algún lado y ahí sé que todavía debo disminuir mucho más.
Sin embargo, todo Su poder que obra en nosotros es suficiente para vencer y enfrentar todo lo que es contrario a Cristo en nosotros y Su gran poder está obrando en nosotros para llevar a cabo su propósito. Y lo hará porque lo prometió y porque el que comenzó en nosotros la buena obra la perfeccionará.
Cada debilidad es una oportunidad para ver a Jesús como nuestra fortaleza, cada falta momentánea es una oportunidad para ver a Jesús como nuestro suministro infinito.
Ese poder fue el que transformó a Pablo de un judío rabioso, implacable, intolerante y fanático religioso en un hombre que amó a Jesús; ningún poder humano habría podido hacer esto, pero vio a Jesús y fue emancipado, el poder de Su vida lo transformó.
Y este poder es el que obrará en nosotros también si nos rendimos a Él.
¿Habra algo difícil para Dios? Nada hay difícil para Él.
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