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¿HASTA CUÁNDO?


Tomada por Matteo Baronti en pixabay.com

Esta mañana en mi caminata matutina con Tita, me causó curiosidad una Mirla. Estaba muy bien parada en la rama de un árbol y ella solo gorgojeaba y no paraba. Esas aves no me gustan, persiguen a los copetones y los molestan, pues son aves muy territoriales; además se comen las orugas, y ya sabes que amo las mariposas y que se coman las orugas significa que no nacerán las mariposas. Pero bueno, así es la naturaleza. Y cuando la oí en ese canto tan insistente, recordé el Salmo 13.


Este es un Salmo de David. Y dice el primer y segundo versículo:


"¿Hasta cuándo, SEÑOR? ¿Me olvidarás para siempre? ¿Hasta cuándo esconderás tu rostro de mí? ¿Hasta cuándo pondré consejos en mi alma, con ansiedad en mi corazón cada día? ¿Hasta cuándo será enaltecido mi enemigo sobre mí?".


David estaba angustiado y con muchos "hasta cuándo". Y si tú eres terrícola como yo, también tenemos muchos "hasta cuándo" en nuestras oraciones, muchos gorgojeos insistentes al Señor que demuestran la angustia de nuestro corazón.


¿Hasta cuándo Señor tendré este dolor? ¿Hasta cuándo Señor mis hijos estarán alejados? ¿Hasta cuándo Señor esta crisis financiera? ¿Hasta cuándo responderás a mis oraciones? ¿Cuándo veré ese milagro en mi vida? ¿Hasta cuándo seguirá esta situación? ¿Cuándo cambiarás a mi familia, a mi cónyuge? ¿Hasta cuándo esta adversidad? ¿Hasta cuándo esta enfermedad? ¿Cuándo tendré las fuerzas suficientes? Y así tenemos muchos "hasta cuándo", esto no fue solo de David. Todos tenemos estas incertidumbres; en el algún momento de nuestro viaje, el camino se ve nublado.


Son luchas con Dios que oprimen el corazón y en esos "HASTA CUÁNDO" hay una disminución de nuestras fuerzas y una muerte a nuestra voluntad. Sin embargo, al final viene el grito de victoria. El Salmista no se quedó en la queja ni en sus "hasta cuándo", no se quedó en sus pensamientos negativos, el final de su salmo termina en esperanza, una esperanza puesta en el Señor.

"Mas yo en tu misericordia he confiado; se alegrará mi corazón en tu salud. Cantaré al SEÑOR, porque me ha hecho bien". Salmos 13: 5 - 6


Nuestra confianza está puesta en el Señor, en el kjésed de Dios, en su preciosa bondad, en su amor, en su fidelidad, porque nos ha hecho bien. Y este bien (en el hebreo gámal: hacer bien, destetar, madurar, beneficio) que nos hizo fue destetarnos para llevarnos a madurar. Todos estos "hasta cuándo" de Dios son para madurarnos, todos estos paréntesis en que nos pone el Señor, es para que veamos su suficiencia y sus fuerzas en nuestra necesidad, en nuestras luchas e incertidumbres. Los "hasta cuándo" son su oportunidad para mostrarnos más de Él y de su infinito poder, lo que es imposible para nosotros, sí es posible para Él.


Aunque la higuera no florezca y no haya fruto en las vides, nos gozaremos en el Señor, aunque el suelo esté seco y no haya cosecha, aunque la lluvia no caiga y el fruto se retrase, aunque todo ande medio chueco, nuestra confianza está en el amor de Dios que no nos abandona y que es poderoso para hacer mucho más de lo que hemos pedido. Nuestra confianza está en Aquel nos hace bien y que piensa en nosotros aun mientras dormimos. Aquel que es poderoso para dar vida a lo que está muerto y que llama las cosas que no son como si fuesen.


Y este versículo: "aunque la higuera no florezca...", está en el libro de Habacuc y este nombre Habacuc significa "abrazar".


En sus preguntas insistentes, David recibió más que respuestas, recibió el abrazo del amor de Dios. Él no se quedó con sus pensamientos negativos y pesimistas, David cantó a la misericordia del Señor que no nos deja y que en su tiempo responderá a nuestros "hasta cuándo", y lo hará a su manera y cómo menos lo esperamos. Que hoy nuestro corazón se alegre en la salvación del Señor a pesar de nuestros "hasta cuándo" y cantemos a su maravillosa misericordia que nos sostiene cada día.


Si confiamos en Él y en su infinita misericordia no seremos avergonzados, el Señor será un monte fuerte y seguro a nuestro alrededor, y no temerá nuestro corazón.

"Los que confían en el SEÑOR son como el monte de Sion que no deslizará; estará para siempre. Como Jerusalén tiene montes alrededor de ella, así el SEÑOR alrededor de su pueblo desde ahora y para siempre". Salmos 125: 1 - 2

Hasta la próxima.


A.L.

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