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Adriana Lelión

HUBO UN HOMBRE... GÉNESIS 6: 8 - 9


Podemos estar en medio de la más grande corrupción y violencia, sin embargo, andar con Dios y andar con Dios requiere obediencia, requiere sometimiento, requiere morir a todo lo de este mundo, así implique perder la honra, la fama, la gloria de los hombres, así exista la burla y el rechazo de los demás.


Noé halló gracia por su obediencia, él anduvo con Dios, su corazón estaba por el Señor, por eso dice que fue perfecto, separado para Él, su consagración fue absoluta en medio de toda la maldad y la contaminación que llenaba la tierra.


Que el Señor nos guarde en medio de tanta violencia que hoy llena la tierra y nuestra nación, que podamos oír el eco de su voz en medio de la multitud que grita. En Cristo hallaremos el descanso de nuestra alma, porque hacer la voluntad de Dios trae el descanso de Dios a nuestras vidas. Noé obedeció y por esta obediencia y por su fe condenó al mundo por esa arca y fue hecho heredero de la justicia.


Que nosotros podamos ser separados para Él y obedecer en medio de un mundo completamente desviado del propósito de Dios y por una creación que clama por aquello que esperamos todos.


Porque la esperanza solícita de las criaturas espera la manifestación de los hijos de Dios. Porque las criaturas sujetas fueron a vanidad, no de su voluntad, sino por causa del que las sujetó, con esperanza que también las mismas criaturas serán libradas de la servidumbre de corrupción en la libertad gloriosa de los hijos de Dios. Porque ya sabemos que todas las criaturas gimen (a una), y (a una) están de parto hasta ahora. Y no sólo ellas, sino también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, nosotros también gemimos dentro de nosotros mismos esperando la adopción, es a saber, la redención de nuestro cuerpo. Romanos 8: 19 - 23

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