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Adriana Lelión

LA CONDICIÓN DEL CORAZÓN JEREMÍAS 17:9 - 10


Estaba haciendo una preparación y cuando fui a cortar esta cebolla, ¡oh sorpresa!, su centro estaba dañado; esto me recordó la realidad de nuestro corazón. Por fuera mi cebolla se veía perfecta, pero el interior estaba podrido.


Cuánta apariencia de piedad, hasta que el corazón es desnudado por Dios capa por capa. Solo Él nos conoce realmente, podemos engañar a los demás y a nosotros mismos, pero a Dios no. 


Hasta que somos rotos por el Señor reconocemos nuestra nada y conocemos nuestro corazón, toda nuestra justicia, plenitud, satisfacción, justificación deben desaparecer, para entender que Cristo es nuestra justicia, nuestra satisfacción, nuestra plenitud y nuestra justificación.


Dios debe vaciarnos y rompernos por completo para que Cristo sea nuestro Todo.


Al salir de Jericó, dos ciegos estaba en el camino clamando a Jesús para recibir la vista. El Señor tuvo misericordia de ellos y los sanó e inmediatamente recibieron la vista y lo siguieron; solo un milagro de Dios podrá hacer que recibamos la vista y veamos lo que somos en el interior de nuestros corazones, solo recibiendo la vista espiritual podremos ver a Cristo y podremos seguirlo. Sin este milagro seremos ciegos toda vida.


Qué Dios tenga misericordia y nos dé ojos para ver. 

Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso ¿quién lo conocerá? Yo soy el SEÑOR, que escudriño el corazón, que pruebo los riñones, para dar a cada uno según su camino, según el fruto de sus obras. Jeremías 17:9 - 10

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