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Adriana Lelión

LA ESPERA NO DESESPERA SALMO 62:5


Que todo mi ser espere en silencio delante de Dios, porque en él está mi esperanza.Salmo 62:5

Si hay algo que prueba nuestros corazones, es el factor del tiempo. Vemos que el tiempo pasa y nada sucede; es como estar sentados en la estación del tren, mirando el reloj y este no llega, la noche se acerca, pero ni el sonido de su bocina se oye a lo lejos.


Los caminos de Dios son extraños, Dios vino y dio la promesa a Abraham y se fue; pasaron años, volvió a ratificar la promesa y se volvió a ir. Pero, todo con un propósito del Señor, sus movimientos están calculados, Él necesitaba que Abraham se uniera en un solo corazón con Dios.


La demora nunca será agradable y se requiere de un amor muy grande por el Señor para aprender a esperar, se requiere de verdadera fe, para no decir: "no llegó, Dios se equivocó, me mintió, me voy". Dios se toma Su tiempo y con mucha paciencia nos hace esperar, porque debe perfeccionarnos y unirnos a Él.


No podemos precipitar las cosas, ni apurar a Dios, ni tratar de que se realicen, no podemos producir nada hasta que el tiempo no está maduro y cuando el tiempo está listo, simplemente sucede.


Su trabajo se realizó en nosotros en la larga espera, nos unimos a Él en una dependencia total, llegamos al final de nosotros mismos. Nuestra fe fue probada y nos aferramos a Él.

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