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Adriana Lelión

LA ORACIÓN, UNA CITA DE AMOR


"Y antes que acabara de hablar en mi corazón, he aquí Rebeca, que salía con su cántaro en su hombro; y descendió a la fuente, y sacó agua; y yo le dije: Te ruego que me des a beber". Génesis 24:45 Abraham tenía una gran preocupación, no quería que su hijo se casara con ninguna mujer Cananea, él deseaba una mujer de su familia para él, ya estaba entrado en años y esta era su inquietud, antes de morir quería dejar a su hijo con la compañía de una esposa. Y encargó a su siervo para esta labor, él tenía una gran responsabilidad y él oró al Señor una oración sencilla, pero muy eficaz, para encontrar la doncella para Isaac, y Dios le respondió. Esta fue una enorme petición, sin embargo, las cosas pequeñas de la vida también son importantes para Él, Dios no es un Dios ajeno a nuestras necesidades por más pequeñas que sean, Él no es el Dios desinteresado, a Él le importa todo lo que tiene que ver con sus hijos porque nos ama. La oración es muy importante para Dios. La oración es un reto en un mundo tan ocupado y tan agitado, hay momentos de mucho cansancio, de mucho estrés, de muchas obligaciones, momentos de querer tirar la toalla, pero ir a la oración nos renueva y nos reverdece. En la oración Cristo nos es ministrado por Su Espíritu, si no fuera así, ¿por qué crees que Satanás es experto en estorbar nuestra comunión con Él día a día? Orar es alimentarnos de Cristo, pues Él es nuestra comida y nuestra bebida, Él es quien sacia todo nuestro ser; podemos orar en nuestro corazón en las labores de la vida diaria o apartar un tiempo específico en el día para estar a solas con Él, así como lo hizo Jesús cuando estuvo en la tierra. Buscar al Señor, entregarnos a Él en oración es algo que realmente nos fortalece, nos levanta y nos da vida. Tal era la confianza de Abraham en el Señor que sabía que Su ángel iría delante de su siervo y respondería su oración. Después de los desaciertos y fracasos en la vida de Abraham, él había aprendido a confiar ciegamente en el Señor. Esto es lo que hace Dios con nuestra autoconfianza, la arruina por completo a través sus tratos con nosotros. Escoger la esposa de Isaac no era cualquier cosa. Era algo que el Señor debía hacer. Así como escoger esos doce hombres no era cualquier cosa y Jesús pasó una noche entera en oración por ellos. Daniel se retiraba tres veces a orar y su oración era estorbada porque tocaba un conflicto espiritual. Cada vez que decidimos orar, existe un conflicto, pues nuestro enemigo el diablo anda como león rugiente mirando a quien devorar y mirando cómo estorbar nuestra oración. "Y me dijo: Daniel, no temas, porque desde el primer día que diste tu corazón a entender, y a afligir tu alma delante de tu Dios, fueron oídas tus palabras; y yo soy venido a causa de tus palabras". Daniel 10:12 Entrar en oración y permanecer en ella es una batalla, una verdadera lucha que yo lo he vivido en mi vida. Tan pronto Daniel se levantó a orar el enemigo amenazó su vida y salió el edicto que prohibía orar. Estamos viviendo tiempos muy difíciles y cada uno de nosotros está experimentado algún tipo de aflicción, de problema, de dificultad, de profundo dolor y si decidimos hacer lo que el Señor desea, el enemigo hará lo posible para estorbar nuestra comunión con Él y a veces usa a las personas que nos rodean para desanimarnos, usa las voces de los demás para tratar de dañar nuestro corazón. Por eso el reto de orar a pesar de todo, buscar del Señor insistentemente y asirnos de Él. Dios puede sacar cosas preciosas de nuestras dificultades, de nuestro dolor, puede transformar una situación desesperada en una grandiosa oportunidad de mostrar su poder. Si algo he visto en mi vida, ha sido el poder de Dios obrando, todo lo que el enemigo ha querido hacer para destrucción Dios lo ha convertido en una oportunidad para darme a conocer su poder, su gracia, su profundo amor y su misericordia, para transformarme a mí en vez de cambiar mi circunstancia. Todavía encuentro cuadernos con oraciones hechas hace mucho tiempo y veo que Dios las fue respondiendo, no cuando quizás yo pensé, sino en su tiempo y a su manera. Dios siempre se encarga de poner todo en su lugar a su tiempo. Dios solo nos invita a que oremos en todo tiempo y sin cesar. Efesios 6:18 y 1 Tesalonicenses 5:17 Dios nos cambia a nosotros en vez de cambiar nuestras circunstancias. Nuestra obediencia mueve el corazón de Dios y produce cambios en nuestras vidas. Hay cosas que no nos agradan de nosotros mismos, cosas que deseamos sean arrancadas, hay lugares oscuros y rotos aún en nuestro corazón; sin embargo son en esos lugares en donde encontramos a Dios. Encontrar a Jesús en la oración es encontrar el tesoro más valioso y entre más lo llegamos a conocer, todo lo demás va perdiendo su atractivo. En esta vida, si obtienes una casa, un carro o cualquier otra cosa, con el tiempo pierde su atractivo, lo cambias por algo mejor; no es así con el Señor, entre más lo conoces, más navegas en sus profundidades, más lo deseas y comprendes que es toda una galaxia entera por descubrir; así es que, nuestra oración debería ser una cita de amor entre Él y nosotros, y no un requisito más por cumplir.


Si hemos visto al Señor y su propósito en nuestras vidas, entonces la oración será un deleite, porque Él mismo nos impulsará a orar.


“Atráeme en pos de ti, correremos. El rey me ha metido en sus cámaras; nos gozaremos y alegraremos en ti; acordarémonos de tus amores más que del vino. Los rectos te aman”. Cantares 1:4

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