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Adriana Lelión

LAS PERSONAS EN NUESTRA VIDA


Llevo varios días sin escribir artículos, estoy en la creación de mi cuarto libro y eso implica tiempo para estar concentrada en solo eso, hay muchos cambios en mi vida que también me han implicado tiempo, además no me he sentido bien de salud, quizás me quiere dar gripa por el cambio de clima, cada día trae su propio afán; sin embargo, Dios ha estado sosteniéndome en todas las cosas, porque sin el Señor qué sería de nosotros. 

Hace unos días leí un artículo que me gustó mucho y he estado meditando al respecto y decidí escribir acerca de esto. 


Las personas en mi vida… 

Abigail London, citada por Frank Viola, dijo: “La gente viene a tu vida por una razón, una temporada o toda una vida. No intentes hacer que esas personas encajen donde no están destinadas. Esto es lo que te causa dolor y quebrantamiento. Intenta encontrar la lección que Dios está enviando a través de esa persona”.

 Y tenía toda la razón. 

A veces queremos forzar las cosas o a las personas y esto no es sano. La mayoría de amistades que tengo actualmente se han ido forjando a lo largo de estos nueve años, después del fallecimiento de Manolo, de las amistades anteriores quedan muy pocas. Este año me reconecté con personas con las que hacía tiempo no hablaba y con algunas amistades hubo distanciamiento social, mucho antes de la cuarentena. 

Mentalmente hice una lista de todas las personas que hicieron parte de mi vida en los últimos 20 años y la mayoría ya no están. 

De algunos de ellos lamento la pérdida, me entristeció mucho y de otros, creo que hasta el cielo se alegró. Pero, aprendí de cada uno de ellos muchas cosas que han servido en mi vida, cada uno me dejó enseñanzas que guardo con mucho cariño en mi corazón. 

He tenido que soltar algunas personas que Dios quiso que soltara y que Él no las quería en mi vida, eso duele y cuesta, eso hace parte de cargar con el madero de Cristo y también me reconecté con otros y me dio mucha alegría. 

El futuro siempre es incierto, y tendremos que vivir con esa incertidumbre constante, hoy estamos, mañana no, hoy tenemos amistades queridas y seres amados, mañana quizás no. Las personas cambiamos, nadie se queda en el mismo lugar, los intereses cambian, los propósitos cambian, todos cambiamos y Dios nos va llevando por donde quiere, seguimos a un Cordero que es impredecible y nos lleva por caminos nuevos y misteriosos, y a veces esos caminos implican dejar a otros o que otros nos dejen, sea de forma definitiva o por lo menos por un tiempo. 

Quizás este tiempo de pandemia sea un buen tiempo para hablar con aquellos que no hemos visto en años, si es que se dejan atrapar, algunos son esquivos, pero es bueno saber con quién contamos en tiempos difíciles, Dios nos ha soltado de ciertas personas y solo debemos aceptar que, si así fue, quizás Dios no las quería en nuestra vida y tratar de relacionarnos con los que Dios quiere que nos relacionemos. 

La amistad es una de las cosas más preciadas en la vida; sin embargo, no sé cuáles de las que tengo ahora serán esas amistades que terminarán siendo mis amigos más cercanos, con el tiempo aprendí que confiar en las personas incorrectas es un costo alto, abrirles el corazón a personas no indicadas tiene muchos riesgos, así que, el Señor me ha enseñado a ser más cautelosa y todavía lo estoy aprendiendo. 

Jesús nos dio ejemplo de ello, de doce, solo tres y de esos tres, solo uno se quedó al pie de la cruz. 

Jesús dijo: “Ya no os llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero os he llamado amigos, porque os he dado a conocer todo lo que he oído de mi Padre”. Juan 15: 15 

Hay amigos que solo están cuando nos necesitan, es lo que llaman amigos de utilidad, y es normal, no lo juzgo. Hay amigos de interés mutuo, comparten cosas que los unen, quizás, un deporte, una actividad específica y cuando ese interés mutuo se acaba, se termina la amistad. 

Hay amigos de virtud, los une el respeto que se tienen el uno al otro, la admiración, se valoran mutuamente y disfrutan estar cerca. Son amigos porque nos aprecian sinceramente, no porque se beneficien de nosotros o les brindemos placer sino porque les caemos bien. 

Y hay una amistad que es la mejor, es la amistad cercana, esa que está ahí por amor. 

Un amigo cercano se regocija en las alegrías del otro y llora con las tristezas de su amigo, es empático. No es frío ni indiferente, es un amigo que se interesa por nuestro bienestar. 

Un amigo verdadero se queda aun cuando se tengan diferencias de pensamiento, aman incondicionalmente, más de lo que aman su punto de vista. He visto amistades acabarse porque tenían profundas diferencias de opiniones. 

Un amigo cercano se mantiene en contacto regular, hay amigos con los cuales nos contactamos de vez en cuando, yo los llamo cuando puedo y ellos igual a mí, y son buenos amigos, pero los amigos cercanos se comunican regularmente. 

Un amigo cercano es el que se gana la confianza, la confianza toma tiempo en ganarla y se pierde con facilidad, y lo he vivido, mucha gente me ha defraudado y la amistad simplemente se rompió, y quizás yo defraudé de alguna manera a alguien, ya que nadie llenará las expectativas de nadie. 

Pero, ese amigo cercano respalda, no pega la puñalada por la espalda, uno confía en ese amigo las cosas privadas y confidenciales sin temor a ser juzgado, la amistad cercana trae consigo revelación. 

Un amigo cercano apoya, nos defiende cuando estamos bajo ataque y esta es una de las mejores formas para identificar un amigo cercano, un amigo verdadero dice: “si te lastiman, me lastiman a mí”, ese amigo no dice: “arrégleselas como pueda, esa persona no me hizo nada, ese es problema suyo”; esa es la diferencia entre una oveja y una cabra, cuando una oveja se siente en peligro corre a meterse en el redil junto a las otras ovejas, se siente segura allí. Esos amigos cercanos nos hacen sentir seguros, respaldados. Un verdadero amigo defiende. 

Como dijo Martin Luther King, Jr. citado por Frank Viola: "Al final, no recordaremos las palabras de nuestros enemigos, sino el silencio de nuestros amigos".

Demos gracias al Señor por las amistades que Dios ha traído a nuestra vida y dejemos ir a aquellas personas que Dios ha retirado, descansemos en Su voluntad y creamos que así lo quiso Él. Sometamos a Dios nuestras amistades y permitamos al Señor hacernos verdaderos amigos, confiables, empáticos, fieles y que aman a pesar de todas las cosas. Jesús es nuestro fiel amigo, que ese carácter de Él se forje en todos nosotros.

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