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Adriana Lelión

QUEBRANTADOS PARA VER LUCAS 24: 30 - 31


“Y aconteció que estando sentado con ellos a la mesa, tomó el pan y lo bendijo, lo partió, y les dio. Entonces les fueron abiertos los ojos, y le reconocieron; mas él se desapareció de su vista”. Lucas 24: 30 - 31

Para el Señor el asunto de ver es tan importante como el asunto de oír, es más, el asunto de ver toma mayor relevancia para el Señor cuando se trata del propósito de Dios con respecto al Señor Jesucristo.


Y el ver solo es posible por obra de un milagro en nuestras vidas. Estos dos estaban camino a Emaús, estaban hablando de todo lo que había acontecido y de pronto el Señor Jesús hace su aparición y estos no lo reconocieron, el saber mucha doctrina no implica que hemos visto a Cristo.


Solo cuando el Señor los bendijo y partió el pan lo reconocieron, estaban como en una especie de prosopagnosia espiritual; hasta que no tengamos el rompimiento y la bendición del Señor, nuestros ojos estarán cerrados a la persona de Cristo en nuestra vida.


Con solo la bendición no serán abiertos nuestros ojos, estaremos ciegos, necesitamos el quebrantamiento en nuestras vidas, no podemos llegar a conocerlo solo en la bendición, necesitamos que nuestra vida sea quebrantada, partida, rota para que el milagro de Dios se realice.


Ver es un milagro, pero se necesita pasar primero por la oscuridad de la cruz en nuestras vidas, si le dijeron otra cosa, créame que lo engañaron. Las bendiciones por sí solas no obran este milagro, se necesita el quebrantamiento.


Solo quebrantados podremos ver la hermosura de Cristo, solo así podremos conocerlo en la profundidad de nuestra vida, solo en la ruptura podremos hacer una verdadera aprehensión del valor de Cristo en nosotros.


Se necesita la bendición y el quebrantamiento, ambos van de la mano, solo siendo cañas cascadas por el Señor podremos progresar en nuestra vida espiritual.


El bebé ve la luz tras pasar por la oscuridad del cuello uterino de su madre y nace en medio del dolor, de la contracción, nace porque una matriz se rompió. La obra de la cruz forja a Cristo en nosotros y nos da ese maravilloso conocimiento de lo que Él significa. Lo demás será mero conocimiento teológico, escatológico, filosófico y demás.


Un quebrantamiento profundo siempre nos llevará a un conocimiento más profundo de la vida de Cristo, así como la oscuridad más profunda nos lleva a la luz más plena.


Cuando somos partidos la belleza de Cristo se forja en nosotros, vemos su gran valor y sabemos que no hay nada como Él, lo vemos como esa perla de gran precio, vemos que todo Él es codiciable y cuando vemos ese esplendor de Su vida, entonces nos daremos a Él sin reserva, todo lo entregaremos a Sus pies y nos abandonaremos por completo a Él, pues solo Él es nuestro Señor, si tienes religión no tienes nada, pero si lo tienes a Él lo tienes todo.


Señor, danos ojos para ver...

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