“Y aborreció Esaú a Jacob por la bendición con que su padre le había bendecido, y dijo en su corazón: Llegarán los días del luto de mi padre, y yo mataré a Jacob mi hermano” Génesis 27: 41
La relación entre Jacob y Esaú se rompió. Esaú menospreció su primogenitura, pero Jacob fue muy astuto y por su astucia y la de su madre, se inició esta ruptura. Una historia verdaderamente lamentable. ¿No has tenido que vivir esto con alguien de tu familia o algún amigo muy cercano o algún hermano en la fe?
Cuántas de las relaciones que hemos tenido a lo largo de los años se han roto, ya sea por culpa nuestra o por culpa del otro. La gente nos lastimará de alguna manera o de otra, eso está en nuestra naturaleza y es imposible controlar las acciones de los demás, pero podemos correr a los brazos del Señor cuando esto pase, pues Él fue el primero en experimentar una relación rota y nos comprende; su hijo Adán desobedeció en el huerto del Edén y esa relación se rompió por el pecado. Ellos renunciaron voluntariamente a una relación viva con el Señor, fueron seducidos por los cantos de sirena del enemigo y dejaron de escuchar el susurro de la dulce voz de Dios.
Muchas de nuestras relaciones se han deteriorado con el tiempo, las acciones y las palabras de los demás han atravesado nuestro corazón, muchos en nuestra propia familia se han vuelto en contra nuestra hiriéndonos y haciéndonos daño de alguna manera o quizás algunos de nuestros amigos más cercanos se han ido de nuestro lado o algunos de los hermanos en la fe nos han dejado de hablar, muchos seguidores de Cristo nos han atacado espiritualmente y muchas de estas cosas proviene de gente que amamos.
Las redes sociales son implacables y muchas relaciones se han roto por esta causa, veo esto día tras día; el sarcasmo, la burla, la ofensa, el juicio es utilizado y lo más triste por muchos en el pueblo de Dios, esto daña a otros y a veces no nos damos cuenta.
Tenemos que saber que muchas personas nos van a abandonar, nos van a traicionar, nos van a decepcionar, ojalá no fuera de esa manera, muchos nos romperán el corazón con sus palabras y con sus argumentos, hay amistades que duelen y también hay muchos lobos vestidos de ovejas, las críticas, las envidias y las palabras sarcásticas a veces provienen de gente muy cercana a nosotros.
Sin embargo, no podemos permitir que esto nos haga daño o nos desanime, solo podemos correr a los brazos de Jesús, pues Él también experimentó las palabras ofensivas, los sarcasmos y las falsas acusaciones de la élite religiosa, en Él podemos buscar la curación de nuestras heridas, buscar en el amor de Jesús la respuesta para perdonar y pasar por alto la ofensa, decidir perdonar a pesar de todo y bendecir en lugar de maldecir, orar por esa relación rota y dejar que Dios obre en el corazón de los demás y en el nuestro.
Como dijo Mary DeMuth: “Creo que el mundo sería un lugar mejor si reemplazáramos el juicio anticipado con una oración consistente por otros, particularmente por aquellos que percibimos como enemigos”.
Dios tuvo que obrar mucho en el corazón de Jacob para que esta relación rota se restaurara. Jacob era un suplantador por naturaleza, era un engañador que hacía lo que le parecía para alcanzar lo que se proponía.
Cuando Esaú por fin vino a su encuentro había sido cambiado, venía con un corazón honesto y Jacob seguía siendo sagaz; cuando fue informado que Esaú venía, sintió miedo y le envió presentes, y cuando lo vio, envió primero las siervas y sus hijos, luego a Lea y sus niños, y a Raquel y a José de últimos, seguía siendo muy avispado.
Cuando se inclinó ante Esaú todavía estaba en su vida natural, pero algo había cambiado, ahora cojeaba, es decir que ya había sido tocado por el Señor. Esaú vio a su hermano lisiado y cojo, porque Dios había tocado su vida natural, tocó la fuerza de su alma, el tendón del muslo en Jacob había sido descoyuntado.
Como dijo Watchman Nee: ¡Qué fuerte era Jacob!, por eso Dios luchó con él. Luchar es agotarle la fuerza a alguien, someterlo e inmovilizarlo, subyugarlo y sujetarlo por la fuerza.
Amén amada, que el fruto del Espíritu fluya cada día más en nuestras vidas, para que ese Amor Ágape se vea cuando nos relacionemos con los demás. Un abrazo inmenso. Bendiciones.
Amén