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Adriana Lelión

RELACIONES ROTAS


Tomado de www.pixabay.com

“Y aborreció Esaú a Jacob por la bendición con que su padre le había bendecido, y dijo en su corazón: Llegarán los días del luto de mi padre, y yo mataré a Jacob mi hermano” Génesis 27: 41


La relación entre Jacob y Esaú se rompió. Esaú menospreció su primogenitura, pero Jacob fue muy astuto y por su astucia y la de su madre, se inició esta ruptura. Una historia verdaderamente lamentable. ¿No has tenido que vivir esto con alguien de tu familia o algún amigo muy cercano o algún hermano en la fe?


Cuántas de las relaciones que hemos tenido a lo largo de los años se han roto, ya sea por culpa nuestra o por culpa del otro. La gente nos lastimará de alguna manera o de otra, eso está en nuestra naturaleza y es imposible controlar las acciones de los demás, pero podemos correr a los brazos del Señor cuando esto pase, pues Él fue el primero en experimentar una relación rota y nos comprende; su hijo Adán desobedeció en el huerto del Edén y esa relación se rompió por el pecado. Ellos renunciaron voluntariamente a una relación viva con el Señor, fueron seducidos por los cantos de sirena del enemigo y dejaron de escuchar el susurro de la dulce voz de Dios.


Muchas de nuestras relaciones se han deteriorado con el tiempo, las acciones y las palabras de los demás han atravesado nuestro corazón, muchos en nuestra propia familia se han vuelto en contra nuestra hiriéndonos y haciéndonos daño de alguna manera o quizás algunos de nuestros amigos más cercanos se han ido de nuestro lado o algunos de los hermanos en la fe nos han dejado de hablar, muchos seguidores de Cristo nos han atacado espiritualmente y muchas de estas cosas proviene de gente que amamos.


Las redes sociales son implacables y muchas relaciones se han roto por esta causa, veo esto día tras día; el sarcasmo, la burla, la ofensa, el juicio es utilizado y lo más triste por muchos en el pueblo de Dios, esto daña a otros y a veces no nos damos cuenta.


Tenemos que saber que muchas personas nos van a abandonar, nos van a traicionar, nos van a decepcionar, ojalá no fuera de esa manera, muchos nos romperán el corazón con sus palabras y con sus argumentos, hay amistades que duelen y también hay muchos lobos vestidos de ovejas, las críticas, las envidias y las palabras sarcásticas a veces provienen de gente muy cercana a nosotros.


Sin embargo, no podemos permitir que esto nos haga daño o nos desanime, solo podemos correr a los brazos de Jesús, pues Él también experimentó las palabras ofensivas, los sarcasmos y las falsas acusaciones de la élite religiosa, en Él podemos buscar la curación de nuestras heridas, buscar en el amor de Jesús la respuesta para perdonar y pasar por alto la ofensa, decidir perdonar a pesar de todo y bendecir en lugar de maldecir, orar por esa relación rota y dejar que Dios obre en el corazón de los demás y en el nuestro.


Como dijo Mary DeMuth: “Creo que el mundo sería un lugar mejor si reemplazáramos el juicio anticipado con una oración consistente por otros, particularmente por aquellos que percibimos como enemigos”.


Dios tuvo que obrar mucho en el corazón de Jacob para que esta relación rota se restaurara. Jacob era un suplantador por naturaleza, era un engañador que hacía lo que le parecía para alcanzar lo que se proponía.


Cuando Esaú por fin vino a su encuentro había sido cambiado, venía con un corazón honesto y Jacob seguía siendo sagaz; cuando fue informado que Esaú venía, sintió miedo y le envió presentes, y cuando lo vio, envió primero las siervas y sus hijos, luego a Lea y sus niños, y a Raquel y a José de últimos, seguía siendo muy avispado.


Cuando se inclinó ante Esaú todavía estaba en su vida natural, pero algo había cambiado, ahora cojeaba, es decir que ya había sido tocado por el Señor. Esaú vio a su hermano lisiado y cojo, porque Dios había tocado su vida natural, tocó la fuerza de su alma, el tendón del muslo en Jacob había sido descoyuntado.


Como dijo Watchman Nee: ¡Qué fuerte era Jacob!, por eso Dios luchó con él. Luchar es agotarle la fuerza a alguien, someterlo e inmovilizarlo, subyugarlo y sujetarlo por la fuerza.


Solo a través del toque de Dios podremos tener relaciones sanas con los demás, solo a través de un encuentro con la vida de Dios podremos reconocer nuestros errores, pedir perdón y perdonar, así los demás no cambien, porque existe esa probabilidad, que ellos no cambien.


Cuando Jacob se aproximó a Esaú estaba cojeando, qué escena tan extraordinaria. Esaú abrazó a su hermano y le besó, ambos lloraron.


Jacob necesitaba fe en el Señor, no su astucia; necesitamos fe para creer en la restauración del Señor para esas relaciones rotas, y si no es posible en esta vida, en la que está por venir. El Señor en este encuentro con Jacob en Peniel había ablandado su corazón.


Solo un encuentro con el Señor y un encuentro con su cruz podrá ablandar nuestro corazón y el de los demás, Dios puede obrar en los corazones de los demás hacia nosotros y en nuestro propio corazón, Dios puede cambiar los corazones de piedra por corazones de carne.


“Y os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré corazón de carne”. Ezequiel 36:26


Cuando tenemos el corazón de Jesús, podremos tener relaciones sanas con los demás, estas no nacen por tener los mismos intereses o por estar de acuerdo en todo o por permanecer juntos en un mismo edificio, solo alguien que ha conocido el amor del Señor Jesús podrá experimentarlas.


Jesús nos enseñó con su vida que el amor puede romper barreras, obstáculos y transformar los corazones más duros. En el mismo corazón de Dios está el deseo de que nuestras relaciones humanas sean genuinas y estén basadas en el amor.


Cuanto más conozco el corazón amoroso de Jesús más me doy cuenta de lo extraordinario que es y de lo poco que me parezco a Él, su amor constante a pesar de nuestra inconstancia, de nuestra deslealtad; Judas no dejó de recibir el amor de Jesús, Él lo amó a pesar de su traición, cuántas cosas hicieron los discípulos, pero el Señor Jesús no desistió de ellos, los amó hasta el final. Muchos detalles de la vida pasada de sus seguidores no fueron revelados por amor, cuántas cosas quedaron sin saberse por amor a ellos.


En la vida de Jacob y en sus procesos de transformación, él ofreció varios sacrificios y uno de ellos fue en Betel, pues este lugar simboliza la Casa de Dios, la vida de Iglesia. Habrá gente en el pueblo de Dios que nos va a ofender con sus palabras o con sus actitudes, que nos va a criticar porque si o porque no, que nos va a juzgar sin saber nuestros viajes internos y si anidamos todo esto en nuestro corazón, esto nos va a separar del Cuerpo de Cristo. Necesitamos dejar en el altar de Dios todos los agravios que nos causen.


Nuestro Señor Jesús tuvo relaciones genuinas y nos dio ejemplo de ello, era un amigo para Lázaro, Martha, María de Betania, Zaqueo, Santiago, Juan, Pedro, Nicodemo, María Magdalena, la mujer Samaritana y tantos más, se acercó a muchos de ellos a pesar de las prohibiciones religiosas, culturales y sociales. El Señor no habló mucho de la iglesia, porque estaba demasiado ocupado viviendo en ella y amándolos, los Apóstoles en sus cartas no mencionaron mucho acerca de organizar reuniones, ritos y establecer programas de evangelismo, pero si escribieron de amarse unos a otros, de orar unos por otros, de perdonarse unos a otros, de soportarse los unos a los otros.


Que el señor nos ayude a no tomar represalias cuando nos hacen daño, que el Señor nos dé un corazón para perdonar y Él solo nos dirá si debemos buscar la reconciliación o alejarnos hasta que Dios haya hecho su obra en esa persona, que el Señor sane nuestro corazón roto, solo podemos dejar ir y dejar ese asunto en las manos de Él. Que el Señor se lleve toda amargura y nos ayude a reconocer nuestros errores y a restaurar a los demás si los hemos herido de alguna manera, dejemos en sus manos el dolor de esa relación rota, porque Él sabe cuánto duele. Que Él en su tiempo restaure esas relaciones que se rompieron por el peso de nuestra carne, por el Jacob que todos llevamos dentro. Que el Señor nos enseñe a amar como solo Él ama.


Hasta la próxima.

3 Comments


Guest
Dec 03, 2021

Amén amada, que el fruto del Espíritu fluya cada día más en nuestras vidas, para que ese Amor Ágape se vea cuando nos relacionemos con los demás. Un abrazo inmenso. Bendiciones.

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Adriana Lelión
Adriana Lelión
Dec 04, 2021
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Creo que eres Piedad. Amén amiga mía, que su Espíritu forme su amor ágape en nosotros. Gracias por cada comentario, así nos edificamos unos a otros y nos relacionamos así sea a distancia. Un fuerte abrazo mi amiga y hermana🌹

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Guest
Dec 02, 2021

Amén

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