“… pero la paloma no encontró lugar donde posarse, de modo que volvió a él, al arca, porque las aguas estaban sobre la superficie de toda la tierra. Entonces extendió su mano, la tomó y la metió consigo en el arca” Génesis 8: 9
La paloma cansada, voló y voló, y no encontró donde reposar, todavía el agua cubría la faz de la tierra, así que regresó. Noé extendió su mano, la tomó y la metió en el arca.
Solo hay un lugar seguro para reposar, en Jesús nuestra arca de salvación. Lo que nuestra alma cansada necesita es la presencia del Señor. Dios nos toma y nos mete en lo escondido de la vida de Cristo, y allí encontramos el verdadero descanso de nuestro corazón. Estamos escondidos con Cristo en Dios. No importa cuánta inundación haya a nuestro alrededor, Él está con nosotros, su mano nos toma y nos esconde en Él.
Porque muertos sois, y vuestra vida está escondida con el Cristo en Dios. Colosenses 3: 3
Dios no nos prometió que no pasaríamos por la inundación, tampoco que no pasaríamos por el fuego, el Señor Jesús dejó muy claro que seguirlo a Él implicaría sufrimientos, problemas y grandes dificultades; sin embargo, su promesa es que a pesar de que pasemos por las aguas, Él estará con nosotros, y los ríos no nos anegarán y la llama no nos quemará. El Señor Jesús nos guardará, sus alas nos cubrirán y debajo de ellas estaremos seguros.
Nuestro único lugar seguro es Él, si ponemos nuestra seguridad en algo que no es Él, los ríos nos anegarán y la llama arderá sobre nosotros, porque poner nuestra mirada en algo o alguien que no sea en el Señor es pérdida segura en medio de un mundo que está llegando a un colapso total.
Dios estableció un solo lugar de seguridad en tiempos de Noé y era el arca, y Él ha establecido solo un lugar de salvación y seguridad para nosotros, nuestra arca es la vida del Señor Jesús. Solo en Él está nuestra seguridad, nuestro reposo. Su mano nos toma y nos mete en Cristo. Su vida está en nosotros ahora y nosotros estamos en Él.
Alma mía reposa tan solo en Dios como aquella paloma reposó en las manos de Noé. Y deja que el Señor te meta en lo seguro de su vida, en lo escondido de la peña. Señor tú eres nuestro único refugio en tiempos de dificultad.
Alma mía, en Dios solamente reposa; porque de él es mi esperanza. El solamente es mi fuerte y mi salud; mi refugio, no resbalaré. En Dios es mi salud y mi gloria; peña de mi fortaleza; mi refugio es en Dios. ¶ Esperad en él en todo tiempo, oh pueblos; derramad delante de él vuestro corazón; Dios es nuestro amparo. (Selah.) Salmos 62: 5 – 8
Hasta la próxima.
A.L.
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