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Adriana Lelión

SU AGENDA O LA NUESTRA, PERO NO AMBAS


Esta fue la palabra que el Señor me hizo comer este final de año. Dulce a nuestra boca, pero amarga a nuestro vientre. El hombre natural siempre busca planear para luego pedirle a Dios que bendiga sus planes, pero el hombre que ha rendido su vida al Señor permite que su voluntad sea hecha en la tierra como se hace en los cielos.


Deseamos que Dios se meta en nuestros planes y proyectos, en vez de meternos en sus planes y aceptar su agenda para nuestra vida. El futuro le pertenece a Él, de nosotros no depende nada, ni siquiera el poder hacer que las cosas pasen.


Jeremías comprendió el gran poder de Dios y su total omnipotencia en todas las circunstancias. Dios estaba enfrentando a su pueblo Israel ante esta gran verdad y hoy nos enfrenta a nosotros. Dios siempre tiene el control de todas las cosas, no importa cuánto corramos tratando de hacer y hacer.


No tengo planes para este año, todo lo dejé en sus manos, no hice listas de deseos, no llené un cuaderno con objetivos, dejé en sus manos todas las cosas y el que extendió los cielos con inteligencia me guiará en su infinita sabiduría. El viento sopla y oímos su sonido, pero no sabemos de dónde viene y ni para dónde va, así son los que son nacidos del Espíritu, alguien con corazón dispuesto se le abrirán sus oídos para oír la dulce voz del Pastor guiándolo.


Que el gozo de Dios nos llene mientras atravesamos por cualquier circunstancia este año, que su Shalom (paz) nos envuelva cada día, que el Señor nos dé esperanza, la esperanza en Él para seguir adelante a pesar de todo y que podamos entrar en su descanso (Shabat), en el descanso de nuestras obras para dejarle a Él hacer las suyas.

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