Hay tragedias en la vida que no podemos atribuírselas a la voluntad de Dios. Este mundo está lleno de maldad, está roto por el pecado y el hombre sin el temor de Dios puede obrar como una bestia.
Leí en estos días Jueces 19 y cuando lo lees, quedas estupefacto, espantado y horrorizado. Estas historias fueron dejadas allí con todos los detalles porque son el reflejo de un mundo y de corazones sin Dios. Y nuestra pregunta es: ¿por qué Dios no hace algo? Y la respuesta es que Dios ya lo hizo, envió a su Hijo a morir por la humanidad, nuestro pecado fue puesto sobre Él en la cruz. Cristo es el propósito eterno de Dios para nosotros, Él es su respuesta a las tragedias de la vida y a la tragedia de la humanidad. Pero, el problema es que el ser humano no quiere arrepentirse y darle su lealtad creyente a Jesús.
El que hace pecado, es del diablo, porque el diablo peca desde el principio. Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo. 1 Juan 3: 8.
La tragedia de mi abuso no fue la voluntad de Dios y tampoco fue culpa mía. Mi inocencia fue robada. Y por mucho tiempo me pregunté: ¿Dónde estaba Dios cuando alguien pecó contra mí? Todavía no tengo esa respuesta, pero sé que un día Dios arreglará las cosas y sé que sus brazos son los suficientemente fuertes para cargar con mis preguntas aún sin respuesta.
Sin embargo, puedo decirte con toda seguridad que Dios me ama y lo creo con cada célula de mi cuerpo, con cada latido de mi corazón y con cada respiro de mi ser, y es su amor que trae paz a mi vida. Y es el amor de Dios que puede traer paz a tu corazón en medio de cualquier dolor del pasado, del presente o del futuro.
Jesús entiende nuestro dolor porque fue herido, maltratado, desnudado, humillado y traicionado. Él es nuestra esperanza, Dios es soberano y sé que algún día todo será puesto en su lugar y habrá justicia para millones de víctimas que han sufrido la transgresión de otros, incluso si esos otros hacen parte de aquellos que dicen caminar con Dios y que hacen parte de un sistema eclesiástico.
Y vi los muertos, grandes y pequeños, que estaban delante de Dios; y los libros fueron abiertos; y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras. Y el mar dio los muertos que estaban en él; y la muerte y el Hades dieron los muertos que estaban en ellos; y fue hecho juicio de cada uno según sus obras. Apocalipsis 20: 12 - 13
Yo pude perdonar y Dios ha usado mi vida para ayudar a otros, Dios me restauró y sanó mis heridas. El trauma no me destruyó, dolió por muchos años y la cicatriz sigue allí; sin embargo, esa herida me dio alas para volar a los brazos del amor de Dios. Algún día toda lágrima será enjugada y todas estas tragedias no serán más.
Y limpiará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y la muerte no será más; y no habrá más llanto, ni clamor, ni dolor, porque las primeras cosas son pasadas. Apocalipsis 21: 4
Como escribió Chip Brogden: "La defensa del "Mayor Bien", postula que Dios usa o permite que el mal cumpla algún propósito superior. Aunque Dios sin duda trae buenos resultados de situaciones malas, no significa que el mal exista porque sirve a un bien superior, o que Dios necesita el mal para mostrar su bondad. En realidad, la mayoría del mal no produce ningún bien, y el bien mayor sería eliminar el mal por completo".
O en palabras de Wayne Jacobsen: "No significa que Dios nos cause sufrimiento o incluso lo permita en algún sentido volitivo, son el resultado de vivir en un mundo que no está sincronizado con su Creador”.
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