Hoy leí algo que me gustó y quise transmitirlo a mi manera.
Existe una pandemia real y mucho más agresiva que el Coronavirus…la búsqueda de la felicidad.
Hace unos años vi una película con este mismo nombre, protagonizada por Will Smith, el mismo que protagonizó la película SOY LEYENDA.
Pero la felicidad es efímera y tratar de buscarla es una tarea de bobos.
Es fugaz, se te va como el agua entre los dedos y cuando crees que ya la alcanzaste, se esfuma. Es una utopía.
Hace un mes estaba lista para irme de viaje, había arreglado la maleta, todo estaba listo y ¡badabum!, llegó el Covid - 19, la sensación de impotencia y de tristeza me duró más de una semana. Fui infeliz.
Y cuando supe que tal vez había podido contagiarme en el aeropuerto y que Dios me ha había librado de eso, volví a estar feliz.
Sé que muchos no están muy felices por el encierro, están llegando al borde la locura, de la alucinación y de la desidia.
La economía está entrando en crisis y las deudas se están acumulando y quizás los depredadores (los bancos) están acosando, no lo sé.
La situación se está poniendo fea, ya sea porque estamos entrando al apocalipsis o en la mitad o en el final o porque unos cuantos se unieron para hacernos la vida a cuadritos y crearon el virus o porque el enemigo le dio por jugar parqués con nosotros o porque simplemente Dios tiene que permitir las cosas para Sus propósitos, pero la situación está empeorando, el mundo no será igual así le digan que todo irá bien, si tiene un poquito de discernimiento o de sentido común se dará cuenta de eso.
Entonces usted dice:
Me estoy volviendo loco y ya no se en que día estoy, si esto sigue así, me tiro del balcón, pero si vive en un primer piso como yo, no llegará muy lejos.
Si pudiera salir estaría trabajando y compartiendo con mis compañeros de trabajo.
Estaría en cine comiendo palomitas de maíz.
Quiero llevar a mi novia o a mi esposa a comer o quiero novia o me quiero casar y en este encierro nada de nada.
Quiero irme de parche con mis amigos a tomar algo.
Quiero viajar.
Quiero comerme un helado en un centro comercial viendo gente pasar.
Quiero, quiero, quiero y estar completamente feliz.
Luego levantan la cuarentena y se pone feliz, brinca y baila de la dicha, hasta que le da algo peor, miedo a salir.
Qué tal si me subo al transmilenio y el tipo que está cerca me estornuda.
Qué pasa si toco algo en la calle y luego me como unas papitas compradas al señor de la esquina y se me pega el virus.
Qué tal si me encuentro con alguien y trata de besarme y me transmita el virus.
Ya no tengo excusa para ir a tal lugar o a tal reunión.
Me gustaba más andar en pantuflas todo el día sin bañarme.
Odio esta rutina de nuevo, mejor que haya cuarentena, porque así somos.
Esto significa que la felicidad está ligada a las circunstancias, pues nuestra naturaleza caída es así, lo que creemos que nos hará felices no lo hace o por lo menos no por mucho tiempo, la felicidad se va, no duró sino unos cuantos instantes y encontrarla por completo es una utopía, es como querer hallar el secreto de la eterna juventud.
Nadie en toda la tierra puede decir que es feliz completamente, porque nada es perfecto. Pero el Señor no nos llama a buscar la felicidad, nos llama a tener el gozo del Señor en nuestro corazón, ese que no se va aun en las circunstancias más extremas.
No, no se entristezcan porque el gozo del Señor es nuestra fortaleza. Nehemías 8:10
El mundo nos dice que debemos buscar la felicidad y el placer, sé feliz y goza de todos tus placeres, da rienda suelta a los placeres de la vida, ¿eso no es lo que nos venden en la televisión y en las redes sociales?
Compra y serás feliz, fuma y serás feliz, toma alcohol y serás feliz, ten sexo con el que sea y serás feliz, haz esto o aquello y serás feliz.
Muchos cristianos han dejado a Jesucristo porque el costo de seguirlo es alto y Él no promete felicidad ni placer.
Jesús cuando estuvo en la tierra disfrutó mucho del vino y de comer, decían sus detractores que era un glotón y bebedor de vino, disfrutó de sus amigos, de buenas conversaciones, de la compañía de muchos, le gustaba ir a comer y a charlar a la casa de Lázaro, era su lugar preferido, pero esto no duró, su mayor satisfacción fue obedecer a Su Padre e ir a la cruz y ahora disfruta de algo mucho más grandioso y glorioso, está sentado a la diestra de Su Padre.
Jesús nunca prometió la felicidad, antes dijo que el que no toma su cruz, se niega a sí mismo y le sigue no es digno de Él.
Necesitamos tener los pies sobre la tierra y entender que todo es efímero en este mundo y si no lo hacemos caeremos en lo mismo que Eva.
Satanás le dijo algo como esto: Evita sé feliz, toma de la frutica rica y deseable a tus ojitos, que Dios es como egoísta y no quiere que seas feliz.
Y es la misma tentación que enfrentó nuestro Señor Jesús y la que enfrentaremos cada uno de nosotros, así que mi sugerencia es que no busque la felicidad, en cambio busque el gozo del Señor en cualquier circunstancia, busque el Reino de Dios y las demás cosas serán añadidas, si usted se apega a Cristo encontrará satisfacción y gozo en su corazón y lo demás, que Dios le otorgue por Su misericordia, lo podrá disfrutar sabiendo que no es eterno y que no lo llena por completo.
“Porque los gentiles buscan ansiosamente todas estas cosas; que vuestro Padre celestial sabe que necesitáis de todas estas cosas. Pero buscad primero su reino y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. Por tanto, no os preocupéis por el día de mañana; porque el día de mañana se cuidará de sí mismo. Bástele a cada día sus propios problemas”. Mateo 6: 32 - 34
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