Sí, yo sé lo que se siente, también despertaba cada día esperando un milagro, aferrada a esa pequeña esperanza que como luz tenue se colaba por las espesas nubes del abatimiento. Sé lo que es llegar a casa y oler cada prenda para que el olor de su cuerpo no se pierda en el sin número de los aromas del recuerdo. Sé lo que se siente el repetir cada día que estarás bien, que sanarás, que esto es pasajero, que todo volverá a la normalidad en menos de nada.Sé lo que es tener esa opresión en el pecho, esa sensación de que algo pasa, pero nadie te habla. Sé lo que es la angustia de la incertidumbre, la congoja de la impotencia, el dolor del sufrimiento de quien se ama sin poder hacer nada, ─cómo sanarte si no tengo ese poder, cómo quitarte ese dolor del cuerpo y del alma que te carcome si solo soy un simple mortal también─, es el grito desesperado del alma.Sí, lo sé, sé lo que es despertar en la madrugada con el corazón arrugado de tristeza y rogar porque todo haya sido un sueño o una broma pesada para luego caer en cuenta que todo es una realidad. Sé lo que se siente querer retroceder el tiempo, ─si hubiera hecho esto o aquello─, habla el pensamiento con voz agonizante.Yo sé lo que es extrañar en silencio, yo sé lo que la ausencia hace, ─te sofoca hasta querer matarte─. Sí, yo sé lo que significa que el recuerdo de alguien no te abandona, yo sé lo que es haber encontrado un tesoro y perderlo en un instante.Sé lo que es beber ese café en silencio absoluto, mirando la nada, con el pensamiento en otra parte. Sé lo que significa ese suspiro profundo lleno de nostalgia. Sé lo que es reprimir el llanto en la presencia del que sufre, sé lo que es llorar a escondidas, lo que es quebrarse, sé lo que es secar las lágrimas y seguir adelante para dar fuerza y motivar al que yace enfermo en una cama.Sé lo que es orar una y otra vez por ese ser que se ama, sé lo que es pedir a gritos que ese tratamiento haga su efecto. Sé lo que es hablarle al oído al Altísimo, ─ ¿para qué me lo diste si lo quieres arrancar de mi lado? ─.Por eso puedo entenderte, porque yo también sé lo que se siente. No estás solo en el sufrimiento, otros ya hemos recorrido ese camino y sobrevivimos por la gracia de Aquel que vio sufrir a Su Hijo en ese madero tan cruel.Déjame acompañarte amigo mío, así sea solo por un momento, con una palabra de aliento o con solo mirarte sin pronunciar palabra. Imagina que estás solo y habla, sumérgete en tu soliloquio, estaré dispuesta a escucharte en silencio, porque yo sé también lo que se siente.
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